miércoles, 31 de julio de 2013

(Posdata)


Despierto. No siempre en la cama que querría hacerlo.

Doy los buenos días
(o saludo a las cinco de la mañana)
como si fuera algo que me perteneciera, teniendo siempre en cuenta la triste casualidad de que 
el principio de algo, 
es también su sentencia final. 
Y hace como si no importara.


Como siempre, antes de terminar de abrir los ojos, 
aprovecho y pienso en verte dormir, 
e inevitablemente, pienso también en la justicia

y me viene a la cabeza la idea de grabarte 
mientras duermes
por aquello de que la paz mundial 
se esconde en tus bostezos
Dos minutos después 
declaro la guerra a todas las almohadas que nos separan, odiando
a todos los metros, kilómetros, minutos
y hostilidades.

Termino creyendo que estoy en el suelo
y puedo sentir la seguridad de pisar tierra firme 
cuando el pie izquierdo 
toma el primer contacto con la madera.
Pero qué más da sentir seguridad, si los sentimientos se pierden por completo 
cuando me doy cuenta de que mi cabeza está en no sé dónde,
hasta que en un pequeño conflicto, los ojos terminan por vencer
pero empiezan por perder mirando por la ventana lo inmensas que son las mañanas desde mi cuarto
y enviando señales a todo mi cuerpo 
degollando con rabia la misera idea de que existo
por que amor, tú aun no me conoces
y el tiempo se me echa encima todas las mañanas
y tú no.

Y por echar, le echamos a él las culpas
como si los segundos fueran a dejarme pisar un suelo 
que no sea de mi cuarto. 
Pero no es tan fácil cuando sé que nadie estará detrás de la puerta
por que 
sencillamente
todavía no he dejado que nadie escape.

Seguidamente
me sentaría en la silla y te escribiría una carta sincera
(si yo pudiera ser sincera
si la fueras a leer, 
si al menos supiera donde enviarla
si al menos te conociera)
con la intención de que la leyeras en tu ventana, pidieras un deseo que yo no pudiera concederte
y saltaras.
No sin antes dejar en la posdata bien claro que
si tu te tiras, yo me tiro al resto, y si no,

también.

Después de todas las pausas, en realidad, como todas las mañanas
dejaría de soñar despierta, y saldría de mi cuarto
para entrar en la multitud, 
aunque esta última mañana 
mi sentido del ridículo me ha propuesto salir al jardín.

He tenido una margarita en mis manos y todo ha sido precioso hasta que, 
no sentí la necesidad de deshojarla para saber 
si me quieren 
o no me quieren. 



No voy a decir que me he sentido mal. Aun que sí me ha dado algo de pena.
Mirando el lado bueno, 
hay una margarita más en el mundo que ha pasado por unas manos humanas 
y no ha sido destrozada.

                                           

                                                                            NCMS|CMS

martes, 23 de julio de 2013

Semáforo abierto


Llevábamos demasiados meses con los días contados...
Y sólo eras tú quien podía cambiar eso, 
porque no sabes lo que hubiera podido dar porque me hubieras hecho decir:   llévame al baile una vez más,
no lo sabes...

Ahora, 
de vez en cuando, 
miro las nubes buscando algo parecido a un corazón coraza 
y recuerdo cuando éramos dos relojes a falta de tiempo
y no dos relojes completamente rotos 
proponiéndose arreglar mientras se clavan las agujas.

Yo solo digo que ojalá te atragantes mordiendo el corazón de otra,
pero te prometo que cada noche le preguntaré a la Luna cómo te va.

Y ahora mi vida parece que se va en un café...
Y no quedan ganas de nada,
pero menos de volver.
Porque la próxima vez habrá semáforo abierto...
pero yo, 
ya no te dejaré pasar.



Siempre tuvimos los días contados, mi exvida.




NCMS/NCM

La mitad de nada

Existen sensaciones que te apuñalan por dentro, que desordenan lo que creías en su sitio.

Quizá nunca especifiqué lo que hacía que lograra sentirme en mi lugar, pero desde queempezaste a ser donde yo quería estar... Supongo que desde ese momento 
me daban igual las especificaciones, las reglas y, una a una, todas las normas y leyes que pudiera tener la vida cuando empezó a acomodarse en tus ojos
Pero ahora no sé hacia donde voy, y de momento
no me preocupa. 

Él tenía esa forma diferente de trazar las cosas, y eso simplemente captó mi atención. 

Era igual, pero sin ser lo mismo, 
ese modo de burlarse de lo cotidiano, 
el parecer idiota, 
sin serlo.
Y yo, 
que siempre he sido más de mentir, 
llevo perdida desde que él se encuentra, 
por que perdernos juntos 
era la mejor forma de cuidarnos.



Me voy de nuestra historia en solitario, 




pero calma, que no contaré que nuestra guerra fue una causa perdida.

NCMS




jueves, 18 de julio de 2013

Hay versos que

Ando tiempo muriendo por buscar una mano a la que agarrarme


(como antes, 

cuando volábamos para dar caladas en coordenadas desordenadas
cuando te escribía versos a la luz de las estrellas 
recordando la perfecta línea de tu columna vertebral)


Y por más que busco, no encuentro
esa comodidad que me producía el ritmo de tu aliento.


No voy a hacer cuentas,
pero los días pasan como huracanes
y estoy buscando alguien con quien sentarme en el tejado a confesar uno a uno 

todos mis miedos,
alguien con quien echar a cara o cruz quien besa primero 

y no se va después.

Porque hay versos que 
completan,
pero nada se compara a un latir al mismo son.
Porque hay versos que inspiran,
pero qué me dices de observar un caminar...


Porque hay versos que


NCMS/NCM

miércoles, 17 de julio de 2013

Madrid - Argentina

Ahora que he puesto la música más alta 
para no escuchar nada en casa, 

que me he encerrado en mi habitación 
y mis palabras suenan huecas. 

Ahora que se me humedecen los ojos 
al saber que hay una mente inconsciente 
que me grita que me odia, 

alegremente digo, 
que esto no ocurrirá jamás. 
Quiero decir, ese destino no se dará nunca. No visitaré Argentina. 

En fin, ya sé que nunca se debe decir nunca, pero ¿de qué sirve decir que puede que ocurra cuando estoy segura de que es innecesaria incluso la idea?

Innecesario pensarlo.Totalmente. Como esa tontería mía, entre tantas, de relacionar los peldaños de una escalera con los días que faltaban para llegar a eso que tanto necesitaba
 sentir
 cerca.


Para ser aún más cierta, ahora lo único que siento 

es como si el caos se apoderase 
de lo más débil de por aquí, 
de lo mejor que tengo. 
Y te quiero; y me hiero. 
Pero vamos a dejarlo estar.

Qué te voy a decir a ti, que siempre lo has sabido todo con tal exactitud, que has creado una atmósfera a parte. Estás tú, y luego está el resto, 
y qué te voy a decir. 
Me cuesta darme cuenta de que aún es Julio, 
pero me cuesta todavía más entender por qué
Febrero tiene miedo de llegar, y déjame sospechar que es
 por no poder ver como Madrid 
se nos llena de lágrimas a los dos,
por vernos juntos. 
Pero déjalo estar.

Ahora lo de menos es cómo tenga los labios, por que todo esto se me viene de más. Cortados o abiertos de heridas, ahora eso da igual. Y mira que me acostumbré a no tener tu aliento, pero hacía tiempo que no prescindía de algo tan vital como era sentir que me escuchabas cuando quería gritarte que conocerte, 
había sido la casualidad más bonita que siempre había estado en mi vida. Y digo siempre porque desde que tú eres, yo soy. 
Y no hay nada más bonito. 
Pero voy a dejarlo estar.


Créeme,
cuando digo que necesito salir de mi rutina es por que en realidad quiero entrar en ti, sentir lo que tú sientes, en el momento que tú lo sientes, pero déjame llorarte que ya he perdido esa mínima posibilidad entre los besos de una ciudad 
que ahora se me queda 
más 
grande 
de lo previsto...

Por perder he perdido también el miedo a la distancia. 
Dejó de preocuparme cuando me juraste (como si de verdad lo sintieras) aquella frase que hace tiempo no para de besarme la frente, como si sonara a final o despedida:
"Creo en mi y en mi capacidad de mantenerte cerca. Cerca, en la distancia."
Y joder, cómo duele no hacerte falta. 

Por que es eso, ¿verdad? Eso es lo que falla.

Duele saber que en cualquier momento estoy dispuesta a dejarme la piel, el tiempo y las ilusiones en cualquier aeropuerto aún sabiendo que no vienes; y que si estás ahí no es por mi.
Y me autoconvenzo intentando creer que hay cosas peores, que nunca hemos sido suficiente y que el único miedo que teníamos era el poder perdernos. 

Que sí, que hay cosas peores que no tenernos. Pero dime una sola. 

Ya nada vale. Nada valió. Ni tener la oportunidad de poder susurrarte que te quiero, que quiero que te quedes y que te iba a echar terriblemente de menos... Que después de ti sólo puedo sentir escalofríos.




Y me da igual, sólo necesitaba decirlo por algún lado, aún sabiendo que no me vayas a leer. 
Pero hay tantas cosas que no vas a leer, amor... 
Que te sorprenderías. 

No vuelvas, no me salves. 
Ya no necesito que vuelvas y me recuerdes que aunque llueva, hay algo por lo que esperar en una estación fría, congelada. 


Yo no iría a Argentina... 



Pero tú sí. 


(Y vamos a dejarlo estar..)


NCMS/CMS