Ahora que he puesto la música más alta
para no escuchar nada en casa,
que me he encerrado en mi habitación
y mis palabras suenan huecas.
Ahora que se me humedecen los ojos
al saber que hay una mente inconsciente
que me grita que me odia,
alegremente digo,
que esto no ocurrirá jamás.
Quiero decir, ese destino no se dará nunca. No visitaré Argentina.
En fin, ya sé que nunca se debe decir nunca, pero ¿de qué sirve decir que puede que ocurra cuando estoy segura de que es innecesaria incluso la idea?
Innecesario pensarlo.Totalmente. Como esa tontería mía, entre tantas, de relacionar los peldaños de una escalera con los días que faltaban para llegar a eso que tanto necesitaba
sentir
cerca.
sentir
cerca.
Para ser aún más cierta, ahora lo único que siento
es como si el caos se apoderase
de lo más débil de por aquí,
de lo mejor que tengo.
Y te quiero; y me hiero.
Pero vamos a dejarlo estar.
Qué te voy a decir a ti, que siempre lo has sabido todo con tal exactitud, que has creado una atmósfera a parte. Estás tú, y luego está el resto,
y qué te voy a decir.
Me cuesta darme cuenta de que aún es Julio,
pero me cuesta todavía más entender por qué
Febrero tiene miedo de llegar, y déjame sospechar que es
por no poder ver como Madrid
se nos llena de lágrimas a los dos,
por vernos juntos.
Pero déjalo estar.
Ahora lo de menos es cómo tenga los labios, por que todo esto se me viene de más. Cortados o abiertos de heridas, ahora eso da igual. Y mira que me acostumbré a no tener tu aliento, pero hacía tiempo que no prescindía de algo tan vital como era sentir que me escuchabas cuando quería gritarte que conocerte,
había sido la casualidad más bonita que siempre había estado en mi vida. Y digo siempre porque desde que tú eres, yo soy.
Y no hay nada más bonito.
Pero voy a dejarlo estar.
había sido la casualidad más bonita que siempre había estado en mi vida. Y digo siempre porque desde que tú eres, yo soy.
Y no hay nada más bonito.
Pero voy a dejarlo estar.
Créeme,
cuando digo que necesito salir de mi rutina es por que en realidad quiero entrar en ti, sentir lo que tú sientes, en el momento que tú lo sientes, pero déjame llorarte que ya he perdido esa mínima posibilidad entre los besos de una ciudad
que ahora se me queda
más
grande
de lo previsto...
Por perder he perdido también el miedo a la distancia.
Dejó de preocuparme cuando me juraste (como si de verdad lo sintieras) aquella frase que hace tiempo no para de besarme la frente, como si sonara a final o despedida:
"Creo en mi y en mi capacidad de mantenerte cerca. Cerca, en la distancia."
Y joder, cómo duele no hacerte falta.
Por que es eso, ¿verdad? Eso es lo que falla.
Duele saber que en cualquier momento estoy dispuesta a dejarme la piel, el tiempo y las ilusiones en cualquier aeropuerto aún sabiendo que no vienes; y que si estás ahí no es por mi.
Y me autoconvenzo intentando creer que hay cosas peores, que nunca hemos sido suficiente y que el único miedo que teníamos era el poder perdernos.
Que sí, que hay cosas peores que no tenernos. Pero dime una sola.
Ya nada vale. Nada valió. Ni tener la oportunidad de poder susurrarte que te quiero, que quiero que te quedes y que te iba a echar terriblemente de menos... Que después de ti sólo puedo sentir escalofríos.

Y me da igual, sólo necesitaba decirlo por algún lado, aún sabiendo que no me vayas a leer.
Pero hay tantas cosas que no vas a leer, amor...

Y me da igual, sólo necesitaba decirlo por algún lado, aún sabiendo que no me vayas a leer.
Pero hay tantas cosas que no vas a leer, amor...
Que te sorprenderías.
No vuelvas, no me salves.
Ya no necesito que vuelvas y me recuerdes que aunque llueva, hay algo por lo que esperar en una estación fría, congelada.
Ya no necesito que vuelvas y me recuerdes que aunque llueva, hay algo por lo que esperar en una estación fría, congelada.
Yo no iría a Argentina...
Pero tú sí.
(Y vamos a dejarlo estar..)
Un tonto lee esto.
ResponderEliminarUna tonta lo escribe
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