Decía que le encantaba... Pero no hice caso a sus frases convincentes.
Me acerqué a su pecho y lo besé. Carmín y algo más que dos labios marcados en la zona de su corazón.
- Para marcar territorio - dije.
Después me miró.
- Me gusta cuando callas porque estás como ausente,
y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca
Parece que los ojos se te hubieran volado
y parece que un beso te cerrara la boca.
Parece que los ojos se te hubieran volado
y parece que un beso te cerrara la boca.
Como todas las cosas están llenas de mi alma
emerges de las cosas, llena del alma mía.
Mariposa de sueño, te pareces a mi alma,
y te pareces a la palabra melancolía.
emerges de las cosas, llena del alma mía.
Mariposa de sueño, te pareces a mi alma,
y te pareces a la palabra melancolía.
Me gustas cuando callas y estás como distante.
Y estás como quejándote, mariposa en arrullo.
Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza:
déjame que me calle con el silencio tuyo.
Y estás como quejándote, mariposa en arrullo.
Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza:
déjame que me calle con el silencio tuyo.
Déjame que te hable también con tu silencio
claro como una lámpara, simple como un anillo.
Eres como la noche, callada y constelada.
Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo.
claro como una lámpara, simple como un anillo.
Eres como la noche, callada y constelada.
Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo.
Me gustas cuando callas porque estás como ausente.
Distante y dolorosa como si hubieras muerto.
Distante y dolorosa como si hubieras muerto.
Una palabra entonces, una sonrisa bastan.
Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto. -
Llevaba el poema XV de Pablo Neruda en sus ojos.
Era guapo, pero no guapo de esos que tienes cerca y suspiras,
guapo de aquellos que tienes lejos y te falta el aire.
Esas noches me perdía en las dunas de su espalda, en la perfecta línea que hace su columna vertebral, en el hoyo que hay detrás de sus orejas donde termina su cuello (que no pararía de besar), en el antojo que tiene en el muslo izquierdo, en el lunar del derecho y en la perfecta comisura de sus labios.
Pero nada quitaba sus mentiras comunes para llevarme a la cama.
Aunque para tonta yo, que no sé decir que no.
Tenía una boca de la que solo salían mentiras,
pero joder, menuda boca.
Yo nunca he sido la del los labios rojos, es más, siempre he sido
"otra más con los labios rojos".
"otra más con los labios rojos".
Y no me importa de momento.
NCMS
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