domingo, 28 de abril de 2013

A finales de Abril en el principio de tu boca.

Perdón por no arroparte con la sábana a ti también. Pensé que preferirías estar solo de momento.
¿Se me oye mucho la respiración? Estoy nerviosa...
Y si te acercas un poco más a mi vas a notar que tengo el corazón a una velocidad incalculable.

                                                          (¿O es el tuyo?)   


Lo siento, soy una impuntual. Nunca he sabido irme a tiempo. ¿Te importa? 
Poner la mano en tu pecho y formular mi pregunta de seguido ha sido un error (como nada de esto):

Aguántame aquí un ratito. Al menos 5 horas más. 
Lo siento, no sé entrelazar las piernas tan bien como tú.


- ¿Qué te pasa? Late muy fuerte.
- Nada, será el cansancio.
- Ya...

¿Qué?
Está claro que no será el cansancio, no me duelas.
¿Eso de ahí son caricias? Dame unas cuantas, para llevar. No me voy a quedar con las ganas, ¿sabes? No soy de esas. Está (más que) bien que vayas conociéndome aunque sea de esta forma y en este lugar.
Dibujas en mi espalda el mapa de tus sueños esperando que alguien como yo 
sepa divisar un futuro como el tuyo. (O quizás como el nuestro.) 
Te beso. Sábanas. Nos perdemos. 
Me reconozco en tus lunares y tú te encuentras en los enredos de mi pelo.
Apostamos las seis horas que tenemos que pasar en un brote de valentía y salimos corriendo acobardados.

No me quites la manta.
No me mires con esa boca tan cerca.
Esas caricias que siento tan mías bajo la camiseta hacen que recuerde ese tema de Despistaos del que ahora no vas a salir ni un momento.

Se acercan las 6 de la mañana...

(Tienes en el cuello un aroma a hogar. No sé, a algo que me es tan familiar... Tan cotidiano.)
Qué risa más bonita... Podría estar viéndola y escuchándola un 24/7 que no me cansaría jamás.

- Estás loco.
- Tú también estás loca.
- No sabes cuanto te agradezco un poco de realidad.

No quiero dormirme. Me has dejado más paralizada aún de lo que ya estaba cuando he sentido tan cerca tu respiración. Ahora no puedes pedirme que me duerma.


¿Enserio? 
Vale.

- Me giro mirando a la pared, que se note mi desconcierto. -


Sucedes. Entonces me haces suceder y existo. Te das la vuelta y me abrazas por la espalda.
Me lleno de ti y alimento mis bronquios con tu respiración entrecortada.
Me creas a tu antojo y después desaparezco para envolverme en tu risa.
Nos reímos. Fuerte. Del tiempo que pasa lento. 
Del que esperamos que pase pronto y nos deje irnos a dormir sin la confusión dibujada en las cejas 
y la desidia en el rostro.
Me río. Porque me haces reír y sentir.


Y yo, sueño;
-Así como si por cerrar más fuerte los ojos, y apretar la nariz, al abrirlos fueras a volver a aparecer aquí, con tu media sonrisa, jugando con mi pelo y tocándome el alma por debajo de la camiseta.
-(La de veces que una persona puede morir y nacer una y otra vez en una puta noche... 
Y hazme un favor, quédate con mi voz por si no volvemos a oírnos y escríbeme.)


- Y una mezcla de mariposas asesinas

y mariposas ajenas a mi, se empiezan a matar

dentro de mi, 

por que después de las 6 

ya no sé lo que debería sentir.

NCMS/CMS




No hay comentarios:

Publicar un comentario