martes, 26 de marzo de 2013

Destinos compartidos.

Darte cuenta en 4 días de la forma en la que camina para acercarse y sentir la necesidad de observar cada uno de sus movimientos con solo haberlo visto de lejos, tiene su aquel.
No he necesitado hablar con él para saber como era. Sabía que era de los que prefería la noche antes que el día, y que al terminar de beber agua se limpiaba con la mano la comisura de los labios. Y qué labios... Los mismos que demostraron que era tan dulce como parecía sin ni siquiera cruzar palabras. (Lo nuestro era más cruzar miradas, porque yo me perdía en las suyas y él se mordía el labio inferior al entender las mías)
Su forma de disimular al acercarse a mi, y la rapidez con la que quiso saber mi nombre... Cuestión de horas después de la primera sonrisa. Y qué sonrisa... La misma que me dijo que no me fuera de ahí, que me quedara quieta y respirara lo menos posible para poder darme cuenta de que tenerle enfrente era de las mejores sensaciones del viaje.
Sé que vamos a volver a vernos. Sé tu nombre, porque tú me lo dijiste, y sé que quieres hacer una carrera de Ciencias en el lugar menos indicado, amor, pero eso da igual... Eso da igual.
Estoy segura de que, algún día, no nos separará ninguna pared de ningún hotel.


NCMS/CMS

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